martes, 2 de agosto de 2011

El Recuerdo

Erráticas las novicias se aproximan a las ventanas para en el ventisquero ver al viajero vagabundo que desde la vega llega con una vaya en la sonrisa mientras la vecindad se agita, las faldas palomean  y las risitas doncellescas verdecen en primores de estación. Ah, las juveniles vernales primorosas susurran besos hospitalarios que se deslizan entre vargueños y vidrieras, se ventean en los giros caprichosos del viento para deslizarse, volantes, en los agaves.
Acaso alguna agoniza dulcemente en el recuerdo de la apacible siesta compartida con el viajero que se aleja. Afligido el cuerpo la mosca zumba pero ella no se atreve a claudicar. Venusta, venusta, cómo has sido redimida por tu ruboroso sacrificio. Y las hermanas cantan los madrigales sin saber que entonan para ti.

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